RAÍCES IBÉRICAS: CUANDO EL VINO SE HACE FUERTE DESDE SUS ORÍGENES

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RAÍCES IBÉRICAS: CUANDO EL VINO SE HACE FUERTE DESDE SUS ORÍGENES

Hay proyectos que nacen con una copa en la mano y un sueño en la cabeza. Este empezó a hacerse realidad en 1998 con una idea clara: darle protagonismo a las uvas autóctonas de nuestro país y demostrar que España, más allá de sus grandes denominaciones, escondía un patrimonio vinícola inmenso. No había plan de marketing ni grandes promesas, solo la convicción de que el verdadero tesoro del vino español estaba en sus raíces. Así nació Raíces Ibéricas, un proyecto que desde el principio apostó por mirar hacia la tierra, escuchar a cada viñedo y dejar que el vino contara su propia historia.

Hoy, más de dos décadas después, esa visión se ha convertido en un proyecto sólido, con cuatro bodegas propias —Calatayud, Utiel-Requena, Jumilla y Castilla-La Mancha— y un nuevo impulso tras su reciente fusión con Bodegas Sierra Norte, con quienes compartían camino desde hace más de una década. El resultado: una marca reforzada, ambiciosa, con alma familiar y vocación internacional.

En AV Vinos hemos hablado con Bodegas Raíces Ibéricas para contaros en este artículo la historia de un proyecto que nació con la idea de rescatar las uvas autóctonas, poner en valor territorios únicos y demostrar que el vino español tiene mucho más que decir cuando se escucha a sus raíces.

Los orígenes: la idea de poner en valor lo que ya estaba aquí

“Raíces Ibéricas nació en 1998 con una visión clara: demostrar que España, más allá de sus grandes denominaciones, esconde un patrimonio vinícola inmenso”. No fue un camino sencillo. Cuando decidieron apostar por variedades como la Garnacha, la Bobal, la Juan García o la Malvar, el mercado miraba hacia vinos más globales y homogéneos. Pero su convicción fue firme: la diversidad es riqueza. Y a fuerza de trabajo, proyectos y mucho vino sobre la mesa, lo demostraron.

Uno de los grandes mantras de la bodega ha sido siempre respetar el terroir. Agricultura ecológica regenerativa, viñedos amplios, mínimo intervencionismo. Pero ojo: tradición no significa inmovilismo. “Nuestra brújula es el respeto por el origen. Lo cuidamos con un compromiso firme con la sostenibilidad, sin olvidar que la innovación es un aliado: aplicamos técnicas enológicas de precisión que nos permiten expresar con pureza lo que la tierra nos da”. Esa filosofía ha convertido a Raíces Ibéricas en una bodega reconocida por la crítica, capaz de conjugar lo mejor del viñedo español con técnicas modernas que potencian la autenticidad.

El mayor desafío ha sido convencer al mercado de que un proyecto basado en uvas autóctonas podía ser competitivo frente a lo ‘internacional’. No se trataba solo de vender vino, sino de educar, emocionar y contagiar pasión por las variedades que siempre habían estado ahí. “Convencer a distribuidores, consumidores y al propio sector de que la diversidad es una fortaleza no ha sido sencillo”. Hoy, con el tiempo y la coherencia como aliados, Raíces Ibéricas ha demostrado que no solo era posible, sino que además era el camino hacia un vino más honesto y sostenible.

La fusión con Sierra Norte, más raíces, más futuro

En junio de 2025 se hizo oficial lo que llevaba gestándose más de diez años: la unión de Raíces Ibéricas y Sierra Norte. Una fusión que no busca ser más grande, sino más coherente y fuerte. La nueva Raíces Ibéricas arranca con una presencia en más de 30 mercados internacionales, una producción combinada de 3,2 millones de botellas anuales y más del 75% del volumen destinado a exportación. La bodega cuenta con 440 hectáreas de viñedo en propiedad en Jumilla, La Roda, Utiel, Requena y Calatayud, además de otras hectáreas que gestiona bajo acuerdos a largo plazo, lo que contribuye a mantener el tejido social.

Además, más del 60% de su producción es ecológica y vegana, y está previsto que, en el plazo de tres años, se incorporen a la producción ecológica los viñedos propios de Calatayud. De hecho, la bodega acaba de obtener la certificación Wineries for Climate Protection y avanza en la implantación de la viticultura regenerativa.

Un catálogo con alma (y mucha diversidad)

La nueva etapa de Raíces Ibéricas no solo es sólida, también es diversa. Su catálogo, reconocido por la crítica especializada, pone el foco en uvas como Garnacha, Bobal, Monastrell, Godello, Albarín, Juan García o Malvar, entre muchas otras. También destaca su línea de vinos de pueblo en Calatayud ‘Las Pizarras’ y la colección de variedades autóctonas ‘Raíces’. La suma de catálogos incorpora, además, marcas reconocidas y galardonadas, como la gama de vinos ‘Pasión’, elaborada con uvas autóctonas del Mediterráneo, o la familia ‘Equilibrio’, donde brilla la Monastrell, autóctona de Jumilla.

Vinos con carácter, con autenticidad, que cuentan historias de pueblos y territorios.

Mirando al futuro, nuevas colecciones y compromiso social

El futuro de Raíces Ibéricas se construye desde el origen. Este año se lanzó Castejón de Alarba dentro de Las Pizarras y se relanzó la colección Equilibrio. Para 2025 y 2026 vendrán nuevas propuestas, siempre centradas en variedades autóctonas y territorios con identidad. “En el medio rural, buscamos seguir generando empleo, orgullo de pertenencia y vínculos sólidos con los viticultores. Y, en paralelo, aportar en lo social y cultural: con jornadas medioambientales, charlas sobre respeto y programas de consumo responsable Nuestro objetivo es que Raíces Ibéricas sea recordada no solo por sus vinos, sino también por su impacto positivo en el territorio y en la comunidad”.

Cada botella de Raíces Ibéricas no es un vino más en la carta, es una experiencia que conecta con la tendencia actual: productos auténticos, sostenibles y con relato. En un mercado saturado, ofrecer vinos que vienen de bodegas como esta es un diferencial. Y desde AV Vinos lo sabemos bien: distribuimos vinos que no solo llenan copas, sino también conversaciones. 

Y ahora, la pregunta es… ¿brindamos con un Raíces?

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